29 de noviembre de 2006

La flor roja

Bueno parece que tenia que volver a escribir, aunque sea un cuento cortito, así le hago la competencia a Delfos que la cortó con lo freak (que dicho sea de paso, gracias DIOS MIO) y ,que dicho sea de paso : ¿qué PASÓ por que la cortaste tan de sopetón? Bué, nada de chiste, ahora a por el cuento.
Ah, y gracias a dos personas que firmaron recientemente, Kamikaz3 y agos, una de estas chicas la conozco, la otra, puede que también, pero firmo errada, tenías que firmar el de Delfos, eso solo, igual muchas gracias a las dos.

La flor roja

En mi tierra desde el principio al final de los tiempos solo hubo nieve, siempre fue igual y siempre lo será. En éste lugar se desarrolló la historia que relataré a continuación, ésta es la llegada de la flor roja a mi gente.
Mi pueblo era un pueblo tranquilo, un pequeño pueblo ubicado dentro de un bosque, este bosque estaba ubicado en la base de una montaña, y debajo de el había un pequeño valle o si lo prefieren un hundimiento debajo del nivel del bosque. Mi pueblo hacía lo necesario para vivir en el bosque en paz y armonía con él, vivíamos sin comodidades, sin preocupaciones, haciéndose cargo cada uno de lo que necesitaba y lo que quería, siendo así, vivíamos en paz entre nosotros y nuestro entorno, siempre fue igual.

Pero un día llegaron unas criaturas que sin pedirle permiso a nadie se instalaron en la base del valle sobre el cual estábamos ubicados. Éstos seres eran altos y con pieles de diferentes tonos (o colores si lo prefieren) que colgaban ajenas a ellos; se movían de forma tosca y rápida, eran muy laboriosos, y muy numerosos. Al principio pensamos en echarlos del valle, pero eran demasiados para poder librarnos de ellos. Debimos esperar y ver, tampoco hasta el momento le habían producido daño alguno a nuestra gente.

Ellos, al llegar, comenzaron a instalarse, pusieron unas pieles con extrañas formas en una postura incomprensible, atándola con pelos de gran tamaño y clavándolos con ramas de árbol en punta.
Y por más extraño que suene, así formaron cuevas. Éstas cuevas terroríficas, ya que representaban la muerte en sí, estaban hechas con pieles que eran ajenas a estas criaturas, por consecuente debían ser de otra raza. Vivían de la matanza con solo la necesidad de estar bien y no de alimentarse como nuestro pueblo, y eso no seria perdonado.

Sus cuevas hacían un circulo enorme q cubria todo el valle, en el cnetro del circulo quedaba un pequeño espacio vacio. Todas las entradas miraban a este espacio vacio, el cual no tardaron en llenar con trozos de árboles, nuestros árboles, árboles q probenían de nuestro bosque y que habían sido arrancados y mutilados. Árboles que antes habían dado vida, que habían acaparado con su sombra a mi pueblo en los días que el calor bajaba del cielo, y ellos eran quienes anunciaban la llegada del cambio de estación, estas bendiciones que la tierra nos habia ofrecido que nos regaban con su amparo, habían sido destruidas por estas criaturas. Ésto hizo enojar mucho a mi me gente y a mi, pero seguimos observando ya que veíamos que eran seres de cuidado.

Observamos todo el día sin perder un solo movimiento, esperando la noche para actuar y acabar con esta terrible amenaza a la naturaleza. Pero cuando empezó a oscurecer, algo asombroso ocurrió, de dentro de una de las cuevas uno de estos seres sacó un tronco, del cual salía un viento espeso como la niebla. Éste viento, según tengo entendido, era llamado por ellos "humo", y mientras avanzaba este ser que cargaba el tronco, el resto del pueblo le hacia reverencia.

Al llegar a la masa de árboles asesinados colocó el tronco cerca de esta pila de retazos de árbol, arranco algo de pasto seco del piso, y lo puso en un extremo dentro de el tronco. Mientras, el resto del pueblo echaba pasto seco dentro de la pila de ramas ,que ya casi no se distinguía del piso, ni por la cantidad de pasto que la cubría, ni por la oscuridad que ya había devorado todo, y que solo la gran esfera blanca la sacaba en parte de las penumbras.

Así fue que decidimos acercarnos, yo y otros dos, a ver que ocurría, y luego comunicárselo al resto de el pueblo. Nos acercamos todo lo que pudimos sin ser vistos por los seres que estaban en el circulo esperando... así fue como vimos que el ser que portaba el tronco retiraba el pasto, y que en su punta había una hermosa flor, una flor danzante, y diferente a todo lo demás tenia un color particular era roja. Ésta flor roja brillaba como el mismo astro que alumbraba el día, ésta flor era hipnótica, irresistible, estaba embrujada, producía una atracción extraña, que inducía a una quietud casi perpetua. Y ella seguía danzando al compás de los gritos de la multitud que la alababa, y mientras la flor danzaba, fue colocada suavemente en la masa de troncos, y toda esta belleza se transformo de pronto en algo monstruoso. La flor produjo un jardín, que se extendió rápidamente, casi instantáneamente, sobre la sangre del árbol, sobre el pasto seco, y en un enorme grito esa magia antes descrita se transformo en miedo.
Pronto los comensales a la aparición del enorme jardín rojo se levantaron de un salto, y al unísono comenzaron a saltar y gritar en un estrepitoso rito alrededor de este hermoso y atemorizante jardín. Y entre las sombras del miedo producida por esta raza adefésica, vi acercarse al maldito jardín a uno de los dos compañeros que me habían seguido. Él intentó acercarse sin ser visto al jardín, y pude ver en sus ojos todo lo que había sentido, remontándome un momento hacia el pasado. Se acercó para olerlo, lo vi claro, pero lo que casi no entendí fue lo que ocurrió luego.

El insertó su gran hocico cerca de esta flor y de pronto, como apresado, intentó zafarse de ella: la flor se había agarrado de su hocico y el intentaba librarse. La brillante y maléfica flor escalo por su nariz, y rápidamente llego a plantarse sobre todo su cuerpo. Con mi otro compañero nos acercamos velozmente para ver que podíamos hacer, pues gritaba, aullaba de dolor.
Al llegar junto a el intentamos sacarle la flor de encima suyo, pero estaba demasiado apretada casi como si formara parte de su blanco pelaje. Ésta flor emanaba un calor tal que dolía, y por si fuera poco la maldad de esta gente se nos haba adherido al cuerpo a mi y a mi otro compañero, ya éramos parte del jardín.
A continuación todo es borroso, recuerdo el calor y el dolor mezclados entre el gozo y el odio por la flor, que me había apresado. Recuerdo que mis compañeros corrieron al bosque en busca de ayuda, y yo retorciendome en varias de las cuevas de estos seres. También corrí hacia el bosque pero caí en su blanco camino y sentí el alivio, me tire en la blanca tierra q cubría el suelo y luego la oscuridad.
Desperté al día siguiente por la caricia de mis compañeros, ambos habían descubierto lo mismo que yo al poco tiempo, y habían sobrevivido. Fuimos a vigilar a los seres del valle tres días después, pues sabíamos que no seriamos bien recibidos, en el valle solo encontramos los retazos de lo que antes habían sido los asentamientos del pueblo. El jardín todo lo devoró: cuevas, pieles, y su propio pueblo fue devorado por esta hermosa flor de la cual ellos creían, tenían control, pero nadie controla ni controlara, esta voraz flor que todo lo devora y cuyo nombre es... bueno supongo qu ya lo saben.


Creo que dije que lo iba a escribir y lo escribí, re flayero no¿? bueno la cosa va así q lo disfruten si pueden, tratare de sacarle todos los errores de ortografía disculpen los pocos que le queden pero es ací como escribo, rápido aparatoso y con errores(muchos) de ortografía.
Bueno chau y suerte.

Quiero cerrar con una frase q se me ocurrió y por hay a alguien le sirva:"Acaso si te sientes en las sombras, lo mejor no es sentarte a esperar que prenden la luz, hazlo tu mismo, y a veces solo hace falta abrir los ojos para verla"

Bue ahora si chau loko q les valla bien!!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

holaaa! bueno que cuento raro... pero me gusto, porque escribis bien, salvo los errores ortograficos.. pero bue eso arregla. Primeraaa en postearr!! siempre posteare. Besos cuidate
T quieroo aiooozz!